La Uvita, pradera de la fértil labranza

Foto | Hisrael Garzonroa
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En el  ubérrimo valle que enmarcan las ramificaciones de la cordillera oriental de los Andes, en el extremo norte del departamento de Boyacá, y al pie de los cerros de Monserrate, san jerónimo y Tabor, se encuentra la floreciente población de La Uvita, fundada por los Españoles el 24 de Diciembre de 1758.

Narran los documentos respectivos, que se encuentran en los archivos de la curia de Tunja y de la academia de la Historia de Boyacá, así mismo como el acta inserta en el libro primero de la parroquia de la Uvita, que a causa de los frecuentes disturbios que se suscitaban  entre los nativos del antiguo caserío de Boavita y las numerosas  familias Españolas que en él se habían establecido, algunas de éstas  resolvieron buscar un lugar más apacible y ameno al cual trasladarse para fundar allí su propia población.

Al efecto escogieron el  sitio denominado LA UVITA que en el idioma Chibcha significa “PRADERA DE LA FÉRTIL LABRANZA” muy atractivo por sus encantos naturales, las delicias de su clima, la abundancia y limpidez de sus aguas, la fecundidad de sus tierras y la abundancia de toda clase de elementos, en el cual fue donado para tal objeto por el señor don NICOLAS DE FIGUEROA Y SU ESPOSA DOÑA MÓNICA LOARTE, junto con sus hermanos e hijos, mediante escritura pública que le otorgaron al señor cura de entonces en Boavita, Dr. VICENTE FERRER DEL RÍO DE LOZA, ante el señor LAUREAN CARREÑO, Alcalde  pedáneo de dicho lugar, el día 12 de Junio de 1758.

Cumplida estas primeras diligencias, fue un comisionado el Señor Don Nicolás de Guzmán  para que presentara las respectivas solicitudes ante el excelentísimo señor Don Francisco Javier de Arauz y Rojas, arzobispo de Santa fe de Bogotá, quienes después de estudiar las condiciones requeridas, concedieron las autorizaciones para que fuera fundada la nueva parroquia mediante autos proferidos el 19 de Agosto de 1758 y nueve de Septiembre del mismo año, respectivamente.

Mientras las anteriores formalidades se cumplían, y deseosos los Españoles de realizar pronto su propósito, se hizo el trazado de la población que quedó formada por 20 manzanas  de 100 M2 cada una, calles amplias y rectas, amplia plaza de 100 de lado y los demás requisitos que eran de rigor en ese entonces.  Al mismo tiempo se empezó la construcción de numerosas casas, y sobre todo la edificación del templo, cuya dirección fue encomendada, al ya dicho presbítero Dr. Vicente Ferrer.

Logrados en gran parte estos objetivos, el señor Arzobispo comisionó al presbítero Dr. don Marcelino  Rengel, para que se trasladara a la Uvita e hiciese la solemne erección de la parroquia.

A Boavita llego el Dr. Rangel el 2 de Diciembre y desde allí dispuso lo necesario para que los actos religiosos y cívicos de la fundación tuvieran la mayor solemnidad.

Su nombre viene de los árboles de “uvas” característicos de la región. El paisaje es ensoñador; La Uvita es un pueblo muy alegre y de gran limpieza; sus mujeres tienen fama por su belleza.  En la primera semana de Agosto celebran la fiesta  de la virgen  de la Mercedes del Tabor, patrona de la ciudad, cuya romería se hace hasta el 24 de Septiembre.

*Con información de alcaldía de La Uvita

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